Oedipus der Tyrann - Una tragedia de Sófocles traducida por Friedrich Hölderlin (1959)

»...el paso desde Antígona a Edipo, se convirtió por lo tanto en algo compulsivo e inevitable,«[1]

Incluso antes de la realización de ›Antigonae‹ (1949), Orff ya se había decidido a abordar su »trabajo de recopilación«.En vista de la longitud del texto de Sófocles, era necesario encontrar un estilo de declamación concentrado, dando prioridad a la palabra hablada, como un compendio, pero fue insostenible.
La interpretación musical de Orff se basaba en el estilo de Antígona y por lo tanto se alejaba en un grado aún mayor de toda reminiscencia con la ópera.[2]

 

 

Orff tomó la versión de Hölderlin como base y organizó el texto sin abreviaciones. Como concedió gran importancia a la constante comprensión del texto, prescindió casi totalmente de los melismas propios de la coloratura, de manera que los cantantes presentaban el texto traduciendo en notas musicales las sílabas. También redujo la orquesta a un núcleo de »instrumentos percutidos« a los que, además de percusión, xilófono e instrumentos similares, añadió el piano: cuatro de estos instrumentos fueron colocados en el foso de la orquesta y la sección de cuerda se redujo a varios contrabajos.

En correspondencia a la trama que había sido reducida a lo esencial, Carl Orff compuso una música extremadamente económica, que se limitaba a la fijación de puntos destacados y breves relieves dramáticos. Este trabajo no puede ser calificado como una ópera: es más un drama con música de fondo.

Los cantantes se enfrentan a la difícil tarea de encontrar sus notas sin el soporte armónico o melódico de la orquesta. Esto ocurre nada más comenzar la escena de apertura en la entrada de Edipo, quien introduce un solo con la nota Do y sin acompañamiento orquestal. Fuera del coro, que entra por la derecha y la izquierda, aparecen dos sacerdotes y responden a Edipo, también en un largo pasaje sobre una sola nota que sólo cambia brevemente al final, en la culminación de la declamación. Esta fijación de una sola nota subraya el aspecto declamatorio, ya que la música no restringe el texto a través de una melodía, lo que también da lugar a una mayor intensidad en la actuación.

Sólo Jocasta -como la única mujer entre el grupo de los reyes y sacerdotes- se le permite salir del -literalmente- monótono estilo de canto y expresa los aspectos emocionales más intensos a partir de una línea vocal más variada. Ella constituye la antítesis musical de Edipo y Creonte, que argumentan sospechas el uno del otro a través »sprechgesang« (canto declamado), a través del cual Edipo no duda en absoluto en proferir graves amenazas.[3]  


El ampliamente aclamado estreno de la obra se llevó a cabo en el marco de un festival Orff. Considerando que las notas de prensa destacaron el alto nivel de la representación, los dictámenes sobre el trabajo fueron inicialmente críticos. Actuaciones posteriores aumentaron sin embargo la aceptabilidad de la composición.[2]

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[1] CO-Dok VII,207; [2] Werner Thomas in: Pipers Enzyklopädie des Musiktheaters, Band 4, München 1991, S.581 ff.; [3] www.egotrip.de/theater/0607/0607_Oidipus.html, Großes Haus des Staatstheaters Darmstadt, Aufführung Dezember 2006, Carl Orffs Oedipus; Barbara Aumüller
Abb.: 1 Rudolf Betz; 2/3/6 Fayer Wien; 4 Foto: Madeline Winkler-Betzendahl; Deutsches Theatermuseum München
Video: Media Programm/Werner Lütje, 1990

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